lunes, 3 de septiembre de 2012

Unas palabras de presentación, por Rafael Ascanio


A las doce de la mañana llegué a casa de Violeta Cejas Suárez. Actualmente es estudiante de Bellas Artes y está terminando su proyecto de fin de carrera, al que ella ha dado el nombre de Epícritica. Con el fin de averiguar lo máximo posible sobre ella y su proyecto, saco un libro para apuntar, me acomodo en su sofá y comienzo la entrevista.


¿Qué significa para ti ser artista?
Yo no me definiría como artista, me parece que es un poco pretencioso definirse como tal, y que se utiliza con demasiada facilidad hoy en día. Creo que para que uno pueda autodefinirse como artista debe invertir una parte significativa de su tiempo, tanto para la reflexión artística como para la realización de proyectos y trabajos; involucrarse de lleno en este mundo. Pienso que necesito desarrollarme mucho más, tener mucha más experiencia, más repercusión en el mundo y el mercado del arte para considerarme como tal. Cuando me preguntan yo prefiero utilizar sucedáneos, como que me dedico a la creación plástica y visual.

¿Por qué decidiste dedicarte a esto?
No podría haberme dedicado a otra cosa. Este mundo es muy vocacional. No se trata sólo de tener cierta habilidad, o de que te guste el arte, también es una forma de percibir las cosas. Soy consciente de que puede ser un camino muy difícil, pero decantarme por el arte no supuso para mí una decisión conflictiva. Es el espacio donde más cómoda me siento, veo en el arte posibilidades de apertura al mundo, comunicación y expresión.

¿Sobre qué temas te gusta trabajar?
Pues... me gustaría ampliar el espectro lo máximo posible, hay muchos temas que me interesan, pero después de algunos proyectos me he dado cuenta de que tengo unos temas constantes, que son la comunicación con el otro, el cuerpo, las relaciones de pareja, la sexualidad y el erotismo. También me gusta trabajar con colores llamativos, usando una temática más libre, ya que a veces los otros trabajos me hacen ceñirme a unos colores más concretos.

¿Qué pretendes transmitir con tus obras?
Quiero que la gente sienta algo cuando vea lo que hago, conmoverla, transmitir ideas o emociones, que las personas se sientan identificadas y no se queden indiferentes. Trato de apoyarme en varios soportes para mejorar la comunicación, facilitar el entendimiento y sugestionar lo máximo posible a quienes participen de mi obra.



¿Qué veremos en tu exposición?
Cosas muy bonitas y positivas—dice mientras se ríe—. Epicrítica es el resultado de un largo tiempo de reflexión y trabajo práctico, por lo que está muy cuidado. Es una propuesta muy emotiva y voy a tratar de inmiscuir lo máximo posible al espectador, con temas muy cercanos que no son ajenos a nadie: el amor, el cariño, el contacto, la comunicación.
Epícritica es un regalo a toda la gente que ha formado parte de mi vida todos estos años, porque voy a poder compartir con ellos lo que he aprendido durante la carrera. Además, sin la colaboración de la gente que me rodea el proyecto no sería posible. Será una exposición muy vistosa y el visitante podrá disfrutarla mucho, especialmente el día de la inauguración.

¿Cómo surgió esta idea? ¿Por qué la escogiste?
Surgió a través de una situación que me preocupaba mucho. Pienso que para llegar a la solución de un problema se puede llegar a través de caminos distintos. Para mi el mundo de la intimidad tiene especial importancia, ya que en una relación íntima se tiene un tipo de comunicación que normalmente las personas no realizan de cara al público. Yo tenía una situación íntima y emocional muy concreta, de problemas con mi pareja, que hace que nazca Epicrítica. Mi propósito era utilizarla como terapia para problemas en los que el diálogo y las muestras habituales de afecto ya no son suficientes. Ese era mi objetivo, aunque por supuesto pienso que se puede enfocar a cualquier tipo de relación en el que estén involucradas dos personas.

¿Cómo ves el panorama para el artista actual?
La verdad es que me pillas en un momento un tanto pesimista. La situación me da un poco de grima, veo el panorama con pocas salidas, un poco negro, tanto para mi como para los demás. Desde que nací me enseñaron a tener sueños y a tratar de alcanzarlos, pero creo que en España, concretamente en Córdoba, no tengo mucho espacio para desarrollarme. Se valora mucho lo tradicional. Afortunadamente el formato de un cuadro es muy adaptable a la demanda de cualquier cliente, pero con otros tipos de proyecto la cosa puede ser más complicada.

¿Qué dirías a quienes están en tu misma situación?
Que estoy abierta a todo tipo de colaboraciones y que hay que unirse y hacer fuerza. Me gusta mucho colaborar, y creo que es mejor estar juntos que solos. También me gustaría tener alguien que me ayudara y orientara.

¿Algo que decir a los futuros visitantes de tu exposición?
Que no tengan vergüenza ni pudor, no se puede ver Epícritica con eso. Todo lo que habrá allí está hecho para ser visto, disfrutado y participado.

Rafael Ascanio García

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